"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante" -

Ernesto "Che" Guevara

lunes, 6 de septiembre de 2010

A un paso más de la democratización

Si miramos caras adentro del conflicto..

Después de dos intensos meses de lucha, este viernes dimos un paso gigantesco: ya está asegurado que, en octubre, los estudiantes y trabajadores del colegio vamos a votar rector: un hito en la historia de la democratización de la Universidad. Es hora de que nos detengamos por un momento a reflexionar sobre todo lo ocurrido hasta ahora para pensar en dónde estamos parados, hacia dónde nos dirigimos y cómo.

Cuando el Rectorado removió a Gonzalez Gass de la Rectoría de nuestro colegio, levantamos como claustro una consigna firme que fue “no a la intervención”. Asumimos un rol de resistencia, impidiendo el ingreso de las autoridades designadas por el Consejo Superior; más adelante comprendimos que la intervención no consistía en 4 personas sentadas en su silla, sino que se encontraba en subordinarse o no a las reglas de juego que planteara el Rectorado de la UBA. Comprendimos que no estábamos viviendo un hecho aislado, sino que este conflicto era resultado de otro problema más grande y duradero que es la lucha que llevamos hace años por la democratización del colegio. Es en este sentido que comprendimos que no podíamos limitarnos a ejercer una tarea defensiva, que teníamos que comenzar nuestra propia ofensiva y discutimos las diversas alternativas para hacerlo. Luego del trabajo en paralelo con los otros claustros pudimos dilucidar nuestra victoria en la elección de rector y de ahí en adelante esa fue la consigna que levantamos.

Luego de siete semanas de lucha, el viernes pasado en la sesión del Consejo Resolutivo se aprobó el proyecto que elaboramos los estudiantes y trabajadores. Este era el primer paso que nosotros teníamos que dar para alcanzar nuestro objetivo; efectivamente hemos abierto las puertas hacia un camino que nos permitirá seguir avanzando. Este momento es un hecho histórico: serán los estudiantes y los trabajadores quienes decidirán sobre su educación. Los no docentes podrán expresar directamente su voluntad política, y no a través de una dirección de burócratas y matones. Hay también un hecho que no se da siquiera en las facultades, y es que los docentes interinos también van a votar, y además lo van a hacer en la misma calidad que un docente titular. Y es por esto que nosotros consideramos los sucedido como el principio de una gran victoria que tiene hoy en día la comunidad educativa por encima de los intereses minoritarios; y esta victoria de ninguna manera es de los consejeros resolutivos, sino que es de todos aquellos que pusieron el cuerpo en esta lucha y alzaron sobre sus hombros la defensa de la educación. Son los docentes que discuten en asambleas y en comisiones y nos acompañaron en movilizaciones; somos los pibes que nos organizamos en mil maneras y nos movilizamos en tantas otras; son los no docentes que tuvieron que enfrentarse contra la burocracia y la patota. No podemos dejar de remarcar que lo que sucedió el viernes pasado es el fruto del debate y de la movilización y no de ninguna rosca o proceso burocrático.

Mas allá de la declaración del CER que exhorta a Hallú a reconocer como vinculante nuestra elección nosotros entendemos que en una lucha desde abajo, jamás vamos a tener garantías de nada. La única garantía que nosotros siempre tuvimos y vamos a tener de todo esto somos nosotros mismos. Nuestra lucha es enorme, y justamente por eso no vamos a poder ganarla de otra manera que no sea pasando por encima de Hallú y el Superior con la fuerza de nuestra propia movilización. En octubre, después de votar, el Consejo Superior debe designar como rector al candidato que la comunidad educativa elija y depende de nuestra fuerza y de lo que hagamos desde ahora que eso pase. Es por eso que la tarea hoy en día es reagrupar y reconstruir las fuerzas que nos seguirán guiando por el camino de la victoria.

También tenemos que darnos cuenta que la lucha tampoco va a terminar cuando elijamos un rector. Nosotros estamos dando un salto cualitativo en la educación, pero es necesario también trabajar para que en el futuro no se vuelva para atrás sino que se vaya para adelante. La democratización no es sólo un proceso material sino que es una transformación colectiva que se da en cada una de las personas y serán las nuevas generaciones quienes tengan que poder sostener estos avances y también profundizarlos. Para seguir forjando esta conciencia de lucha nosotros tenemos que dar día a día la discusión sobre la democratización.

Luchar para democratizar

La democratización, para Desde Bolívar, excede la elección del rector o la conformación de un consejo directivo. La democratización parte de la discusión real sobre las problemáticas que nos afectan día a día. Democratizar es lograr que todos los que formamos parte de la comunidad educativa asumamos la tarea de discutir y tomar decisiones en conjunto para mejorar la educación en base a intereses honestos, sin imposiciones de arriba. Nos parece fundamental entonces que entendamos que para lograr esto debemos retomar discusiones acerca del modelo de colegio que queremos.

El curso de ingreso de nuestro colegio está diseñado de manera que permite entrar y permanecer en nuestro colegio mayoritariamente a quienes puedan costear carísimas academias o clases privadas y pagar $80 cada guía del curso de ingreso. Un colegio verdaderamente democrático es aquél que brinde la posibilidad de estudiar a cualquier interesado. Un colegio verdaderamente democrático tiene que ser, indefectiblemente, un colegio popular, cuyos recursos – guías del ingreso, bibliografía, clases de apoyo, fotocopias, menúes de los kioscos, entre otros- estén a entera disposición de quienes lo construyen día a día. Tiene que ser un colegio inclusivo y abierto a la sociedad, no elitista y expulsivo.

Un colegio democrático es también aquel en donde se discute qué estudiamos y para qué. Muchas veces se nos cuestiona por no tener, como estudiantes, la formación para discutir los planes de estudio. No tenemos por qué discutir minuciosamente las distintas unidades de cada programa, pero sí tenemos que opinar acerca de qué modelo educativo queremos: uno que enseñe conformismo y status quo, o uno cuyos contenidos nos incentiven al cuestionamiento y a la crítica, a la participación activa en un cambio social.
Y de nuevo, la democratización la hacemos entre todos. Sin la participación consciente de cada uno de nosotros en pos de construir otro modelo educativo, tendremos a lo sumo un colegio menos autoritario, pero no habrá democratización posible. Por eso, nosotros tenemos que hacer el proceso y el esfuerzo de pensar estos aspectos, poder transformarnos a nosotros mismos y sabernos actores inexcusables de este proceso.
Golpeamos juntos

La democratización como repudio a este régimen educativo es también una crítica a la forma social que lo engendró, forma social que esta educación busca perpetuar. En este sentido, la lucha por democratizar nuestra educación está en relación directa con la lucha de los secundarios de capital por derribar el sistema educativo que busca imponerles el gobierno de Macri y el PRO.
Desde principios de año, los estudiantes secundarios de la capital nos venimos movilizando intensamente. La razón es muy sencilla: los edificios de los colegios públicos se caen a pedazos y no alcanzan las viandas ni las becas que para muchos compañeros son necesarias para poder estudiar. A principios de año, el gobierno de Macri recortó el 50% del presupuesto para infraestructura de los colegios. Ya empezamos septiembre y el propio jefe de gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, reconoció que sólo se ha ejecutado el 7% del presupuesto educativo ya recortado. Las obras no empiezan y las condiciones de estudio empeoran día a día.

Estudiantazo en la Ciudad

El Gobierno de la Ciudad ha hecho oídos sordos a los reclamos estudiantiles que se vienen ejerciendo desde principio de año; sin embargo, el movimiento estudiantil supo llevar a cabo un plan de lucha que alcanzó su mayor momento de ofensiva y fortaleza hasta el momento en la toma generalizada de colegios. Se tomaron más de 25 colegios entre aquellos que tienen mayores dificultades y otros que se sumaron en solidaridad. Creemos que se trata de una lucha enorme y profundamente justa; una lucha que todos los secundarios debemos apoyar.
Sólo a este gobierno puede ocurrírsele que el hecho de que se discuta política en los colegios es un argumento para descalificar las tomas; esto sólo tiene cabida en la política de ‘la lucha contra la subversión’ de los militares, a quienes el gobierno también imitó confeccionando listas negras. Obviamente es política la discusión sobre la educación, sólo que mientras el gobierno pretende que los pibes pasen hambre y frío y de paso se les caiga un pedazo de techo en la cabeza, nosotros decimos que hay que estudiar en un edificio digno, sin frío, sin hambre, con todos los compañeros presentes y sin intervención autoritaria. Los jóvenes debemos rehuir a ese miedo que hay a involucrarse: debemos participar y gestar un cambio social profundo, porque que los estudiantes discutan y hagan política es una necesidad para defender a la educación público. Uno de los grandes triunfos de la lucha que estamos dando los secundarios en este momento es instalar en la sociedad, a pesar de lo que digan el PRO y algunos medios, el valor de la participación y de la lucha.

No es una coincidencia que la victoria en el nacional se de en estos momentos en que los secundarios de la capital golpean más duro en la cara del gobierno porteño. Nosotros no podemos pensar que la lucha de la CUES se agota en una estufa o un plato de comida en buenas condiciones; nuestros compañeros secundarios (junto con docentes, no docentes, padres e incluso autoridades) están luchando para que se pueda estudiar y enseñar en condiciones digna; en definitiva, pelean por un colegio que sea de ellos. Entonces, la lucha por una estufa, becas y viandas es también la lucha por la democratización. Nosotros entendimos que el único modo de desarrollar plenamente la enseñanza era tomando las decisiones de la educación entre estudiantes y laburantes. En este momento todos los estudiantes de la capital estamos luchando para que la educación del pueblo no esté en manos de una minoría que busca destruirla; estamos saliendo a buscar nuestra educación. No podemos entender lo que sucedió el viernes sin comprender que esta es una misma lucha que los Secundarios y el CENBA tomamos desde puntos distintos (unos desde reformas edilicias, viandas y becas y otros desde la elección de su rector); nuestra victoria excede a nuestro colegio, es parte de todo un movimiento en el cual los que estamos abajo salimos a disputarle el terreno en nuestra educación a los de arriba.
Sigamos en pie de lucha, todos juntos en defensa y construcción de la educación del pueblo. Marchemos este lunes con la CUES al Ministerio de Educación y el miércoles al Consejo Superior de la UBA para que se escuche nuestra voz.

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