"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante" -

Ernesto "Che" Guevara

Marco Abudara


La democratización

Sería un grave error pensar que la democratización es un cambio meramente en las formas. Sería pensar que solamente se está discutiendo la ecuación de un lado del igual. La reflexión parte del rechazo al resultado de la formula; cuando el techo dentro de un aula se cae, la reflexión no puede ser sino abarcativa.
¿Por qué se cae el techo? Porque no hay dinero para arreglarlo. ¿De dónde tiene que provenir el dinero? Es aquí donde empiezan los actuales debates en la educación.

Autofinanciamiento o independencia
            El dominio de la burguesía precisa mantener bajo control a la educación del pueblo para autoperpetuar su hegemonía. Se ha percatado de que podía atar de manos a la enseñanza y al aprendizaje utilizando cadenas materiales, y es por eso que no va a soltar un peso mientras le sea posible.
            En algunos colegios, la respuesta de las autoridades al ahogo presupuestario es la generacion de recursos propios. Para generar recursos propios es preciso entrar en el proceso de producción o circulación del capital. Así, las autoridades, a través del colegio, crean una nueva empresa económica.
            En este punto conviven el colegio con el negocio. La convivencia no es armónica y ambas partes entran en conflicto. La batalla la pierde necesariamente la educación, porque ella depende del negocio; éste no de pende de ella y puede existir aún sin el colegio. Si para crecer, la empresa requiere pasarle por encima al colegio, y el interés económico de las autoridades sobrepasa su voluntad de enseñar, efectivamente el negocio va a colonizar el colegio. Este desenlace ya ha sido cristalizado en aquel colegio donde abrieron un shopping.
            No es todo, generalmente los recursos propios son producidos a costillas de los estudiantes y sus familias. Los fondos de las cooperadoras, sostenidas por las familias, son constantemente objeto de abuso. Se acumula el capital a través del sudor de la frente de los padres que se va en las concesiones privadas a los kioscos y la rentabilidad de las fotocopias.
            Cuando falta dinero, la solución jamás será convertir el colegio en una empresa. A  esto conducen no solo la privatización, sino tambien el autofinanciamiento. La solucion no puede ser otra que exigirle dinero al gobierno. Pero, ¿Por qué las autoridades de tantos colegios no sólo no exigen presupuesto, sino que castigan a los que sí lo hacen?
            ¿Por qué aquel que está a cargo del colegio permite que se abra un shopping en él? ¿Por qué privatizan los bares y las fotocopias? ¿Por qué deja que se caiga el techo? La respuesta es que las autoridades son designadas por cadenas más o menos ramificadas (según el lugar) que parten del Ministerio de Educación; el gobierno designa al ministro y este designa feudalmente a sus funcionarios.
            El movimiento estudiantil y el de los trabajadores resiste constantemente los ataques de la burguesía que busca avanzar en la lucha de clases destruyendo la educación popular.

La lucha de clases en el colegio
            La educación es un arma que ha tomado la burguesía para apuntarla contra el pueblo. Siempre que esté empuñada por ella va a ser nociva para los sectores populares. Sus consecuencias van desde la graduación de pomposos universitarios completamente faltos de conciencia critica, hasta la expulsión de jóvenes a la calle sin poder terminar el colegio secundario. De una u otra manera, la burguesía precisa justificar y reproducir su dominación utilizando la educación para generar el pensamiento de subordinación.
            Dado que la educación en manos de la burguesía es nociva para el pueblo es menester arrebatarla de sus manos y recuperarla para imparter popularmente la educación a los jóvenes. La lucha hoy en día es por la democratización. Se llega a ella como conclusión a partir de percatarse de que todos tenemos que formar parte de las decisiones; porque a la hora de decidir, a la oligarquía poco le importa pasar por encima de los estudiantes y los trabajadores.
            Sin embargo la democratización no implica solamente la toma democrática de las decisiones. Si la educación hace al país, hacer la educación también significa hacer al país. La democratización es, en definitiva, un principio socialista aplicado a la educación.

La democratización en el CNBA
            Efectivamente, el Consejo de Escuela Resolutivo es un paso hacia adelante en la lucha por la democratización en vistas a una conquista mayor que es el Consejo Directivo. Sin embargo, con el consejo directivo, ¿son realmente todos quienes toman las decisiones? Ciertamente los consejos directivos por sí mismos no garantizan más que la toma de decisiones por parte de todos los que han podido formar parte de la comunidad educativa del colegio. Indudablemente no todo aquél que desee enseñar o estudiar en el colegio tiene la posibilidad de hacerlo.
            Al ser el Colegio un lugar destinado a formar a los conductores de la Patria, a la burguesía le ha sido preciso establecer un método de regulación en el contenido de la enseñanza. El primero es el que realiza a través de los programas de estudio que confeccionan los docentes afines a sus autoridades designadas en provecho del interés económico burgués. El segundo control es el que asegure que los programas educativos de la oligarquía y la antipatria sean mayoritariamente respetados. Cuando se saltean los concursos docentes se establece efectivamente una suerte de aparato docente con predominio de profesores que aseguran la reproducción del pensamiento que es funcional a las autoridades. La ausencia de concursos, sumada a la falta de titularización desemboca en la falta de oportunidades, la inestabilidad laboral y un control político-ideológico. No sólo eso, sino que esta condición laboral de los docentes es la que permite poner a funcionar los aparatos de falsa democracia que hay en el Colegio y sobretodo en la UBA, donde sólo pueden participar de las elecciones números reducidísimos de docentes. Es preciso comprender entonces que la lucha por la democratización comprende también la lucha por la titularización y los concursos docentes.
            Además, como ya se ha dicho, la democratización aborda una profunda problemática de contenido y es por eso que debe encarar la transformación del contenido de la enseñanza. Los programas de ciencias exactas muchas veces se desarrollan en lo abstracto, de modo que son estudiados y enseñados de memoria. En muchos casos la relación que guardan la ciencia y la tecnología con el sistema de producción. Pero lo más grave es que los programas de ciencias exactas son planteados en una profunda desvinculación con la historia y el país.
            En los programas de materias humanistas y de literatura se tiende tanto a la reproducción del orden establecido como a la exaltación de lo europeo y denigración de lo latinoamericano y lo nacional. Se propaga la colonización del pensamiento mientras se cierra la ventana de la conciencia crítica y el ser nacional.
            Pareciera que la filosofía girara sólo en torno a la pregunta sobre el ser y no comprendiera la reflexión sobre el fetiche de la mercancía; se estudian tres años de historia extranjera y sólo uno de historia argentina del siglo XX. Suele darse solamente una versión de los acontecimientos de la historia, que suele ser la del opresor. Historiadores como Jorge Abelardo Ramos y Jorge Enea Spilimbergo son audazmente ocultados durante todo el secundario. No se explica con exactitud qué fueron la toma de Garín y La Calera, qué pasó en Trelew o en Montechingolo; es una vergüenza que habiendo compañeros de secundario desaparecidos el 16 de septiembre de 1976 no podamos recordarlos a nuestro modo y honrarlos como soldados de UES y montoneros que fueron. Se estudia geografía europea por años pero no se sabe –cuando evidentemente los ingleses lo sabían hacía tiemp- que las Islas Malvinas son una de las reservas petroleras, pesqueras y de agua dulce más grandes del mundo. ¿Qué profesor de literatura explica a Humberto Constantini, Haroldo Conti y a Rodolfo Walsh? Se estudia la revolución paradigmática de la burguesía (la francesa), pero no se estudian las revoluciones populares de nuestro continente. En definitiva, se encuentra la manera estudiar todo sin ver en realidad nada.
            Efectivamente, la lucha por la democratización requiere también la discusión sobre el contenido de la enseñanza y la creación de espacios democráticos para su transformación.
            Pero la democratización no concluirá si todos los pibes no tienen la posibilidad de ingresar al colegio. Esto nos lleva a la reflexión sobre los conflictos de clase que hay en un sector que, como el estudiante, no está comprendido en una clase social.

Los conflictos de clase en el estudiantado
            El primer conflicto de clase que vivimos día a día lo vemos en los kioscos y la fotocopiadora. El afán de lucro con las fotocopias está contrapuesto a la integración del colegio a la sociedad. Un recurso de la burguesía para atacar la educación del proletariado es hacer del conocimiento una mercancía y de este modo situarla en un lugar que le sea al explotado difícil de alcanzar. Es cierto que existen becas para fotocopias, pero es cierto también que las autoridades le han quitado la beca a compañeros por el hecho de ser militantes y luchadores. En el caso de los kioscos, nos encontramos también frente a la mercantilización de la alimentación que, a falta de viandas, se traduce nuevamente en la mercantilización de la educación. Es menester que las fotocopias sean al costo y la alimentación sana y económica, para eso es preciso que el Estado reparta viandas, becas y cree puestos de trabajo en el colegio que reduzcan el costo de las fotocopias.
            Si bien estos son conflictos importantísimos, el conflicto fundamental de clase que se encuentra en el colegio está situado en el curso de ingreso. La mayoría de los estudiantes han reucurrido a la enseñanza privada para poder ingresar y continuaron pagando clases particulares en el secundario, sumado a que muchos provienen también de escuelas primarias privadas. ¿Es posible que el curso de ingreso compita con un instituto privado, que tiene clases tres veces por semana, apuntes y modelos de exámenes?
            Es una obviedad que la instancia regular de los sábados es insuficiente para muchos pibes, sobretodo considerando el estado de muchas de las escuelas primarias públicas. Es por eso necesaria la existencia de espacios de apoyo escolar durante la semana y con horarios variados. Otra posibilidad consiste en agregar durante la semana clases más cortas donde se vea el mismo contenido de la clase del sábado pero repartido en dos o tres instancias.
            Para poder competir con los materiales que brindan los institutos privados el colegio debe brindar apuntes y cuadros sinópticos, material audiovisual, contenido cibernético y todo tipo de elementos que ayuden al estudio y la comprensión de modo gratuito; es también indispensable que las guías del curso de ingreso sean gratuitas, porque es sumamente violento exponer a un pobre a pedir una beca para la guía de sus pibes. No es sólo eso, sino que además a mucha gente humilde, dado lo caro de las guías, ni se le cruzaría por la cabeza la idea de anotar a su hijo en tanto que ya se figura que no va poder pagarle el secundario. Si se dice que todas estas reformas son muy caras, hay que responder que si la UBA tiene dinero para comprar un cine, tiene que tener dinero para gastar en la construcción del país.
            La idea de todas estas reformas es que el colegio acorte la brecha que separa el curso de ingreso de los institutos privados. Sin embargo, no son más que reformas que nunca van a eliminar por sí solas las ventajas que trae consigo el dinero. Se necesita un principio revolucionario, y ese principio es la abolición del curso de ingreso tal y como es hoy en día. Y es que hoy en día no es un curso de ingreso, sino una competencia y eliminación por ingresar donde el que no tiene dinero tiende a perder y ser eliminado.
            En tanto que haya un ranking de posiciones para ingresar, aquellos que corren la maratón con ventajas obviamente van a tener más chances de llegar a la meta. Además, el ranking de posicines no garantiza la excelencia académica de los ingresantes, dado que hoy en día hay gente que ingresa al colegio con 200 puntos. Es necesario eliminar este ranking y establecer un piso de conocimiento necesario para ingresar al colegio, es decir, se aprueba o no se aprueba.
            Además, es preciso que el curso de ingreso de todas las clases y materiales necesarios para que los pibes puedan aprobar los exámenes; después de eso, que se realice un sorteo entre los estudiantes que hayan aprobado los exámenes para ingresar al colegio, si es que los aprobados exceden las vacantes.
            ¿Qué es más injusto? ¿Que alguien se saque un 10 y se quede afuera o que un pibe se quede afuera por no tener plata?
            Sin embargo, hay una fuerza que seguirá operando para que no todos tengan las mismas posibilidades de ingresar al colegio. Y eso responde al hecho de que alguien en condición de pobreza, por las dificultades que puede albergar su casa, su barrio o su vida, puede tener más problemas para hacer el curso que otro que no viva en esas condiciones. Es por eso que la democratización es socialista, porque no puede realizarse en su plenitud dentro del marco del sistema capitalista. Es por eso, que sin la revolución social es imposible terminar de democratizar el colegio y la educación. Como dijo Marcuse, “El timbre irreal de estas proposiciones indica, no su carácter utópico, sino el vigor de las fuerzas que impiden su realización”.

Síntesis: popularización y revolución           

            La educación como productor de pensamiento es un arma de doble filo que hoy empuña la burguesía de cara al proletariado. Si la educación consta de alguien que enseñal alguien que aprende y un contenido, la democratización necesariamente debe abarcar las tres partes. Para las personas, se necesita abrir el colegio a todos, esto es la popularización; para los contenidos, se necesita transformarlos entre todos, para conseguir una educación revolucionaria.
            Además, la democratización, al ser un principio socialista, no puede ser como tal sin el socialismo. No sólo eso, sino que las fuerzas que se oponen al socialismo, y por tanto la democratización prefieren a sus enemigos (obreros, campesinos, piqueteros, docentes y estudiantes) separados para poder ganarles. Es preciso por eso, sin descuidar las luchas por la conquista de principios de la democratización, encarar la lucha por el socialismo junto con los sectores oprimidos porque en definitiva, todos estamos buscando lo mismo que es la Patria socialista, que es un mundo para todos. Como djera el Comandante Guevara: “Ahora bien, asñi como el general de una división no tiene que morir en una guerra moderna al frente de sus soldados, el guerrillero, que es general de sí mismo, no debe morir en cada batalla; está dispuesto a dar su vida, pero precisamente la cualidad positiva de esta guerra de guerrillas es que cada uno de los guerrilleros está dispuesto a morir, no por defender un ideal sino por convertirlo en realidad”.

            En nuestra lucha, no hay lugar para dar marcha hacia atrás ni para quedarse en el camino. Nuestro enemigo vive de modo opulento a costa de la muerte miserable de otros muchos. Por eso, si nuestro camino ha de ser revolucionario, no debemos vacilar a la hora de tomar el poder; como dijera el camarada Lenin: “Sólo cuando las "capas bajas" no quieren lo viejo y las "capas altas" no pueden sostenerlo al modo antiguo, sólo entonces puede triunfar la revolución.”.
            Como estudiantes, somos un estrato social. Independientemente de nuestras familias, nosotros no tenemos un interés de clase propio; pero todos nuestros compañeros en la lucha por el socialismo sí tienen un interés de clase. Es preciso que nuestro movimiento adpote el interés de los explotados y levante las banderas del socialismo y la democratización. Como juventud tenemos que tomar el compromiso histórico de abolir de una vez por todas la explotación del hombre por el hombre. Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro.