"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante" -

Ernesto "Che" Guevara

martes, 15 de junio de 2010

Historia de los Consejos de Convivencia




La historia de los consejos de convivencia comienza en el año 1983, con la vuelta de la democracia. El 28 de diciembre de ese mismo año asume como rector Horacio Sanguinetti – quien permaneció en su cargo hasta mediados del 2007– terminando así con una seguidilla de rectores impuestos por el gobierno militar.

En su discurso inaugural prometió satisfacer las principales demandas de los estudiantes: la legalidad del Centro y de Aristócratas del Saber[1], la revisión del régimen disciplinario y la restitución de los concursos docentes. Además, se comprometió a crear dos órganos en los cuales se viera representada la voluntad de la comunidad educativa: el Consejo Asesor y el Consejo de Convivencia.

El primero cumplía una función similar a la que cumple hoy el Consejo de Escuela Resolutivo, mientras que el segundo se proponía discutir las sanciones aplicadas a los alumnos. No obstante – y pese a los reclamos de los estudiantes de aquél entonces y de los que les siguieron – el “rector de la democracia” jamás les otorgó un carácter resolutivo. Así, todo quedaba sujeto a su voluntad.

Pasó el tiempo y con él pasó el fervor por la vuelta de la democracia. Si bien Sanguinetti cumplió con algunas de sus promesas, también se olvidó de muchas otras. Él mismo había afirmado el día de su asunción que “la autoridad, en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando sino sugiriendo y amando: enseñando.”

No obstante, unos años después no pareció muy dispuesto a hacerse cargo de sus propias palabras. A mediados de su gestión los Consejos ya no se reunían.
Era un hecho: los estudiantes que tuvieran algún conflicto con autoridades, docentes u otros estudiantes, no contaban con un espacio en el cual pudieran plasmar su visión de los hechos. Eran culpables hasta que se demuestre lo contrario. Inclusive se llegó al colmo de dejar libre a pibes que padecieron hepatitis y por eso faltaron más de veinte días o a colocar más de quince amonestaciones por olvidar un boletín.

La gota rebalsó el vaso en el año 2006, cuando se deja libre a un pibe de 5to 10ma de forma completamente arbitraria. Arnoldo Sipermann, vicerrector del turno tarde y mano derecha de Sanguinetti, dirige un discurso nefasto a esa división. El mismo fue grabado por uno de los chicos y difundido entre estudiantes, padres y docentes.
Más allá de esta situación particular, los estudiantes ya venían manifestándose en contra de este ambiente represor en reuniones de delegados, asambleas e inclusive sentadas en rectoría. Pero esta vez la bandera que levantaron fue concreta: que se le otorgue carácter resolutivo a los consejos, que se reforme el departamento de orientación, que se derogue la resolución que prohibía tomar el colegio como método de protesta y que se reincorpore al alumno a su división.

Ante la negativa de los directivos – y aún a sabiendas de que según la normativa vigente quienes lo hicieran perdían automáticamente su regularidad – los estudiantes tomaron el colegio por seis días. Durante ese lapso se organizaron debates en comisiones, festivales y clases abiertas con profesores, entre otras actividades. Inclusive se desarrolló con normalidad el curso de ingreso.
Los resultados fueron más que satisfactorios; se le otorgó a los Consejos el tan ansiado carácter resolutivo, se reconoció a la toma como método de lucha, el alumno de quinto décima pudo volver con sus compañeros y, por si fuera poco, Sipermann presentó su renuncia.


Contrario a lo que el vicerrector había afirmado en su discurso, el carnaval recién empezaba. El colegio, por esos días, era una fiesta. Y los consejos de convivencia resolutivos el primero de muchos pasos en la incansable lucha por la democratización.


[1] Revista clandestina escrita y difundida por los estudiantes desde 1978 hasta 1986. 



Transcripción y Audio del discurso de Arnoldo Sipermann:
Discurso de Siperman, en 5to 10ma, el 19-05-06
“EL CARNAVAL” recién empieza…
“Hace pocos días yo visite esta división como me imagino ustedes retienen, con motivo de que algunos integrantes de esta división se agarraron a trompadas con otros alumnos del colegio en la puerta del colegio. Se suponía que yo debía sancionarlos, fui testigo presencial de esto, de manera que a mi nadie me lo contó, y a no menos de tres de ustedes he podido identificar en esta división. Me pareció oportuno no aplicar sanciones en ese momento. Todavía no tengo la seguridad de si acerté o si me equivoqué, pero en todo caso lo que si es cierto es que el eventual mensaje que significaba mi actitud de ese día no fue entendido.
Hoy está confirmado que en esta división hay un grupo selecto de “bad boys”, de chicos malos…
(Dirigiéndose a un alumno) NO SE RIA USTED, NO ESTOY HACIENDO BROMAS. SI TIENE MUCHAS GANAS DE REIRSE RETIRESE Y SE RIE AFUERA
Les decía que en el aula hay un selecto grupo de chicos malos y seguramente otros que no lo son. Todos saben quienes son los destinatarios de mi mensaje de hoy, no necesito identificar a ninguno. Sepan los chicos malos que no les tenemos miedo, que nadie debe tenerles miedo, que no sigan en el camino que han emprendido, porque no van a llegar a ningún lado, literalmente no van a llegar.
Es hora de terminar con la patatería, es hora de terminar con los insultos, es hora de terminar con la canallada de molestar a las compañeras de ustedes, es hora de terminar con los pactos de silencio, más propios de la mafia y de facinerosos que de alumnos de este colegio o de cualquier otro colegio. Son lo suficientemente adultos como para interpretar con toda claridad lo que estoy diciendo, y lo suficientemente adultos como para responsabilizarse de sus actos, aquí nadie se responsabiliza de nada, los vamos a responsabilizar nosotros.
Les dije hace creo que como dos años que era hora de que terminara el carnaval en esta división, el carnaval parece que no terminó. Parece que los chicos malos se han hecho más malos, se han hecho peores.
No estamos aquí en tren de reformatorio, no vamos a hacer buenos a los malos, pero no vamos a permitir que los buenos los soporten. De manera que quienes tengan que calzarse el saco que se lo calcen. Todos saben a quienes me estoy dirigiendo, no necesito identificar a nadie con nombre y apellido.
Les puedo asegurar que es la última oportunidad que tienen de comportarse como gente adulta, normal, respetuosa de sus compañeros, de sus profesores y del colegio que los esta albergando.
Supongo que nadie tiene ninguna pregunta que hacer. Y si alguien tiene alguna pregunta que hacer que la haga en este momento y terminamos esta conversación. (SILENCIO)
Les ruego que terminemos la fiesta en paz, les ruego a quienes saben, a quienes me estoy dirigiendo, terminen el quinto año dentro del colegio. No tengan la menor duda de que no voy a vacilar en tomar las más serias medidas, si tengo la más leve información de que los malos chicos siguen mostrándose como tales.
Buenas tardes
(SILENCIO)
He dicho buenas tardes”
(Los alumnos responden: buenas tardes)