"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante" -

Ernesto "Che" Guevara

Marcos Bustillo


Carta abierta al alumnado del CNBA.

Este comunicado lo considero de suma importancia  la hora de plantear el modo de asegurar la democratización y la pluralidad en el colegio, por la cual estamos peleando hace años. Mi intención es alarmar a todos los militantes del CENBA y llamar al debate y la concientización a todos aquellos que consideran al centro de estudiantes como algo ajeno a su propia representación.
Para empezar es fundamental adaptar y hasta resignificar el sentido de “la militancia”, para mostrar que está al alcance de todos y es un deber moral llevarla a cabo en defensa del bien común y de nuestra comunidad. En mi opinión, y lo llevo comprobando personalmente, la militancia dentro de un centro de estudiantes comienza a partir de saber concretamente que uno quiere modificar la triste realidad de la educación propia y ajena. Todo comienza por ese minúsculo pensamiento que puede madurar en un fuerte ideal de lucha y transformación por nuestro futuro. Lo más productivo para nuestra comunidad es que todos comuniquemos nuestros ideales e ideas con total libertad y con la intención de que se puedan llevar a cabo. Sin la necesidad de llevar una bandera en la mano o hablar con el nombre de una agrupación se puede encausar una lucha propia y de todos. De este modo se romperán todos los sistemas verticalistas de representación que nos vemos obligados a seguir adoptando año tras año. Digo que nos vemos obligados debido a que el imaginario colectivo del alumnado y la sociedad toda no se encuentra aún lo suficientemente maduro como para pensar que “el otro soy yo” y asumir los problemas ajenos como propios para buscar su solución. Actualmente dicho sistema no está manejado por personas viles e incompetentes para ocupar aquellos cargos representativos dentro de CENBA. Más bien son personas  llenas de ideas –buenas o malas- que intentan el progreso del alumnado. Sin embargo es válido preguntarse: ¿es suficiente estar bien (o mal, como lo considere cada uno) representados por un presidente, vocales y secretarios de turno? Si uno quiere simplemente ejercer la democracia solamente en el momento de votar, la repuesta a esta pregunta va a ser positiva. Pero si tenemos las agallas de hacernos cargo de nuestro futuro y verdaderamente expresar el sentimiento de “querer saber de que se trata”, la respuesta no va a ser tan pesimista como la anterior.
Me atrevo a calificar la militancia en agrupaciones como sumamente fructífera, pero no es la única alternativa posible. En muchas ocasiones les toca a ellas la labor de representarnos en conflictos y soluciones. Pero es poco factible que esto ocurra siempre, por más buena voluntad que surja desde la carta orgánica de dichas agrupaciones. Lo correcto seria que la comunicación y la concientización fluyan constantemente, indiferentemente del origen de la información. El diálogo y la comunicación deben desbordar hasta convertirse en un ejercicio habitual para nuestro pensamiento. Es muy simple y necesario preguntarse todos lo días cosas tales como “¿qué dice la orden del día hoy?”, o “¿Qué va a tratar la asamblea próxima?”, y por más que les parezca descabellado, proponer cosas tales cómo “sería interesante que se hablara de…” o “propongo que se vote x cuestión”. Es responsabilidad nuestra representar las ideas propias frente a nuestros pares. De esta manera estaríamos ejerciendo la política de manera leal y representativa.
Para concluir esta carta, quiero reivindicar las mentes jóvenes que todos lo días piensan qué hacer y cómo cambiar la realidad de nuestra educación para mejor. Pero al mismo tiempo responsabilizo a cada uno de nosotros por la falta de interés mutuo y el triunfo de la retrograda idea de que la política es una herramienta inútil y plagada de corrupciones. La representación la fabricamos todos. La democratización la hacemos todos. De lo contrario, la única diferencia entre la dictadura de Sanguinetti y los consejos directivos será a largo plazo la cantidad de chanchos que nos gobiernen.



Marcos Bustillo, alumno de 5° 10ma del CNBA. Militante independiente del CENBA.