Carta abierta al alumnado del CNBA.
Este comunicado lo considero de suma importancia la hora de plantear el modo de asegurar la democratización y la pluralidad en el colegio, por la cual estamos peleando hace años. Mi intención es alarmar a todos los militantes del CENBA y llamar al debate y la concientización a todos aquellos que consideran al centro de estudiantes como algo ajeno a su propia representación.
Para empezar es fundamental adaptar y hasta resignificar el sentido de “la militancia”, para mostrar que está al alcance de todos y es un deber moral llevarla a cabo en defensa del bien común y de nuestra comunidad. En mi opinión, y lo llevo comprobando personalmente, la militancia dentro de un centro de estudiantes comienza a partir de saber concretamente que uno quiere modificar la triste realidad de la educación propia y ajena. Todo comienza por ese minúsculo pensamiento que puede madurar en un fuerte ideal de lucha y transformación por nuestro futuro. Lo más productivo para nuestra comunidad es que todos comuniquemos nuestros ideales e ideas con total libertad y con la intención de que se puedan llevar a cabo. Sin la necesidad de llevar una bandera en la mano o hablar con el nombre de una agrupación se puede encausar una lucha propia y de todos. De este modo se romperán todos los sistemas verticalistas de representación que nos vemos obligados a seguir adoptando año tras año. Digo que nos vemos obligados debido a que el imaginario colectivo del alumnado y la sociedad toda no se encuentra aún lo suficientemente maduro como para pensar que “el otro soy yo” y asumir los problemas ajenos como propios para buscar su solución. Actualmente dicho sistema no está manejado por personas viles e incompetentes para ocupar aquellos cargos representativos dentro de CENBA. Más bien son personas llenas de ideas –buenas o malas- que intentan el progreso del alumnado. Sin embargo es válido preguntarse: ¿es suficiente estar bien (o mal, como lo considere cada uno) representados por un presidente, vocales y secretarios de turno? Si uno quiere simplemente ejercer la democracia solamente en el momento de votar, la repuesta a esta pregunta va a ser positiva. Pero si tenemos las agallas de hacernos cargo de nuestro futuro y verdaderamente expresar el sentimiento de “querer saber de que se trata”, la respuesta no va a ser tan pesimista como la anterior.
Me atrevo a calificar la militancia en agrupaciones como sumamente fructífera, pero no es la única alternativa posible. En muchas ocasiones les toca a ellas la labor de representarnos en conflictos y soluciones. Pero es poco factible que esto ocurra siempre, por más buena voluntad que surja desde la carta orgánica de dichas agrupaciones. Lo correcto seria que la comunicación y la concientización fluyan constantemente, indiferentemente del origen de la información. El diálogo y la comunicación deben desbordar hasta convertirse en un ejercicio habitual para nuestro pensamiento. Es muy simple y necesario preguntarse todos lo días cosas tales como “¿qué dice la orden del día hoy?”, o “¿Qué va a tratar la asamblea próxima?”, y por más que les parezca descabellado, proponer cosas tales cómo “sería interesante que se hablara de…” o “propongo que se vote x cuestión”. Es responsabilidad nuestra representar las ideas propias frente a nuestros pares. De esta manera estaríamos ejerciendo la política de manera leal y representativa.
Para concluir esta carta, quiero reivindicar las mentes jóvenes que todos lo días piensan qué hacer y cómo cambiar la realidad de nuestra educación para mejor. Pero al mismo tiempo responsabilizo a cada uno de nosotros por la falta de interés mutuo y el triunfo de la retrograda idea de que la política es una herramienta inútil y plagada de corrupciones. La representación la fabricamos todos. La democratización la hacemos todos. De lo contrario, la única diferencia entre la dictadura de Sanguinetti y los consejos directivos será a largo plazo la cantidad de chanchos que nos gobiernen.
Marcos Bustillo, alumno de 5° 10ma del CNBA. Militante independiente del CENBA.