"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante" -

Ernesto "Che" Guevara

martes, 18 de mayo de 2010

Nos Siguen Pegando Abajo

Nos siguen pegando abajo

A 19 años del asesinato de Walter Bulacio
El 19 de abril de 1991, durante un recital de Los Redondos, la policía federal detuvo a 74 personas, entre las que se encontraba Walter Bulacio, de 17 años. En 1991, el argumento del comisario Miguel Ángel Espósito, a cargo del operativo, fue que los chicos "estaban aglomerados en la vía pública, bailaban y pretendían ingresar al estadio sin entradas”. Al día siguiente, Walter fue trasladado a un hospital porque presentaba lesiones en el cráneo y en otras partes del cuerpo; los golpes de la policía terminaron por matarlo cinco días después. A pesar de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictaminó que los responsables debían ser condenados, aun no hay nadie preso.
Sin embargo, éste no es el único caso de gatillo fácil en Argentina. Desde el regreso de la democracia en 1983 se han registrado 2.826 asesinatos a manos de la policía. Las víctimas del abuso policial son siempre los sectores más marginados de la sociedad, los más desprotegidos. Paradójicamente, quienes están encargados de defendernos cargan con tres mil muertes. Hoy en día, nos siguen pegando abajo. El año pasado, Rubén Carballo fue asesinado en un recital de Viejas Locas. La Coordinadora contra la Represión (CORREPI) calcula que un joven es torturado por la policía cada 40 horas.

El código contravencional de Macri

Últimamente, se habla mucho de “los trapitos, los limpiavidrios y los encapuchados”. ¿Por qué? Porque Mauricio Macri anunció una reforma del Código Contravencional de la Ciudad (que sanciona delitos menores). Esta reforma plantea prisión por 5 días y multas de 2.000 pesos para aquellos que se dedican a cuidar los autos y limpiar los vidrios, y para aquellos que se tapan la cara o llevan palos en las movilizaciones.
Es decir, pretende reprimir a los que no tienen techo, o laburo. A aquel que tiene trabajo pero en condiciones paupérrimas ¿Qué salidas buscan estas personas? La única que les queda: cuidar un auto estacionado por un par de horas, prostituirse para poder llevar un plato a la casa. ¿Quiénes se benefician con esto? Las mafias que se encargan de organizar y agrupar a esta gente mediante extorsiones y amenazas y que responden a la policía misma. Tenemos que entender que el pibe que busca hacerse unas monedas cuidando un auto lo hace porque el sistema no le da ninguna otra oportunidad.
A todos ellos se los trata como si fuesen mierda, en base a una conciencia creada que es prejuiciosa y racista: “crucemos de vereda”, “subí la ventana que viene un trapito”. Muchos se esfuerzan por hacerlos invisibles. ¿Cuál es la solución para Macri? Meterlo en cana, hacerlo invisible para los que no lo quieren ver. Es la política más asquerosa, la más superficial: golpear al más al más débil y nunca ir por los más grandes: no se plantea desmantelar las redes de trata sino multar la prostitución, no se plantea encargarse de las barras bravas (con las que Mauricio trató siendo presidente de Boca), sino del trapito que labura por dos pesos para ellos.
Por otro lado, aquéllos que se cubren la cara en las marchas responde a una cuestión de cuidado personal contra los gases lacrimógenos que se usan contra desocupados, obreros, estudiantes; los que “accidentalmente” asesinaron a Carlos Fuentealba, docente neuquino. Además es una costumbre que comenzó a partir de la necesidad de los manifestantes de protegerse de la SIDE y la policía: no nos olvidemos la impunidad con la que la policía se maneja en muchos barrios, el caso Luciano Arruga (detenido ilegítimamente y desaparecido en democracia).
Por último, la cuestión de los palos es absurda; cuando la represión anda a caballo, tiene Tonfas (el palo de la policía), escudos, armas de fuego, gases lacrimógenos, camiones hidráulicos. Es una ridiculez penalizar al que protesta por no querer entregarse al aparato policial que mata, viola, tortura y desaparece personas.
¿Qué casos de policías muertos a manos de un piquetero se conocen después de la dictadura?
Como si fuera poco Macri ha planteado que la policía lleve picanas Taser, similares a las del proceso.

¿Qué hacemos?

Nosotros, tenemos que entender que ocupamos un lugar en la sociedad como estudiantes pero también como jóvenes. Tenemos que pensar a Walter Bulacio y a Luciano Arruga como compañeros a los que les violaron sus derechos. El derecho a divertirse, a la educación, a la vida. Tenemos que pensar a los que protestan en las calles son como nuestros viejos; son docentes y obreros que piden salario digno y se oponen a los despidos. Los que piden que no se caigan los hospitales. Son desocupados que piden trabajo. Ellos también son compañeros, y violaron su derecho a trabajar y su derecho a la salud: el derecho a vivir. La realidad es que el gatillo fácil y la impunidad de la policía son moneda corriente en los barrios carenciados. La verdad es que criminalizan la protesta y la pobreza. Se trata de una realidad que está instalada en los barrios carenciados: el gatillo fácil y la represión, la criminalización de la pobreza, están más que insertos en la estructura de la Policía, que perdura desde la dictadura bajo la vista gorda de los gobiernos de turno. Y para colmo, los sectores más reaccionarios, liderados por el proyecto macrista, piden a gritos mano dura. Lo que hace falta, Mauricio, no es más policía: es más pan, trabajo, salud y educación.
Esta es una realidad que les pega a pibes de nuestra edad todos los días. No podemos seguir haciendo como si no pasara nada. El CENBA es nuestro espacio para integrarnos entre nosotros y nuestra herramienta para transformar la realidad. Utilicémoslo.Tenemos la responsabilidad de frenar al gatillo fácil y a la represión.
Este viernes, movilicémonos contra Macri y su Código Contravencional a las 16hs en el Congreso. Y después, vayamos al festival de la Coordinadora contra la Represión, a las 18hs en el Obelisco, en el aniversario de la muerte de Walter Bulacio.


Desde Bolívar

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