"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante" -

Ernesto "Che" Guevara

jueves, 8 de abril de 2010

¿Cómo puede ser que se estén quedando tantos compañeros libres?

¿Cómo puede ser que se estén quedando tantos compañeros libres?

En 2009, el número de estudiantes que se quedaron libres por materias fue 230, un récord para el colegio. Luego de semejante cifra, mucha gente se ha empezado ha preocupar: no sólo los estudiantes lo estamos discutiendo, sino que algunos docentes y hasta padres están en tema.

Pero en realidad, no se trata de un problema de este año. En los últimos cinco años, el número de libres ha ido creciendo progresivamente (eran 80 en 2006) hasta ahora. Ahora simplemente explotó la cuestión. Y para discutir problemas y soluciones, hay un punto de partida necesario: así como el colegio exige lo mejor de sus alumnos, los alumnos deben recibir los mejores recursos que el colegio les puede brindar para estudiar. 

En primer lugar, recordemos que durante la secundaria, experimentamos un proceso de cambio, adquirimos responsabilidades a las que debemos adaptarnos; y también, que a veces las razones por las cuales los jóvenes tienen problemas con el colegio tienen que ver con problemas familiares o personales. Por eso, es necesaria cierta contención por parte del colegio. Pero sabemos que el Departamento de Orientación resulta más que ineficiente.

Por otro lado, el colegio también debe brindar recursos académicos suficientes. No sólo es un obstáculo que nuestro ciclo lectivo sea tan corto, y que ya de entrada tengamos tan pocas clases, sino que para la mayoría de las materias las clases de apoyo no son suficientes (a muchos docentes no les pagan por ellas, y uno solamente puede acudir a preguntar dudas). Definitivamente, estas son cuestiones que se deben mejorar para que no lleguemos con tantas materias a diciembre.

Pero además, hay una cuestión fundamental: los planes de estudio, que deben motivar nuestra vocación por el aprendizaje y la discusión. Muchas veces los planes de estudio pueden resultar insuficientes, anticuados, o demasiado largos para ser vistos en un año. No es que seamos soberbios y queramos refutar todo el plan de estudios del colegio por capricho. Pero, haciendo uso de esa conciencia crítica que se supone que debemos formar, sería interesante que pudiéramos participar en las discusiones y las decisiones sobre estos temas, intentando mantener nuestro interés y nuestras ganas de aprender.


¿Por qué expulsivo?

Decimos que el colegio nos expulsa porque no nos brinda los suficientes recursos como para aprobar y cursar todos los años sin problemas. Pero además, porque una vez afuera, es muy difícil volver a entrar. No se les da la posibilidad a los alumnos de recursar materias para estudiarlas y poder rendirlas, sino que deben recurrir a profesores particulares si quieren aprobar y reincorporarse. O si no, pueden simplemente ir a estudiar a otro colegio.

Una posible solución, de la que venimos hablando hace tiempo, es la de que los libres puedan entrar como oyentes a las materias que adeudan. No es lo único que hay que hacer, pero sería un paso importante que finalmente pudiéramos vencer la resistencia de las autoridades a implementar este sistema y que a partir de este año ya se pudiera cursar como oyente.


Pero este problema, ¿es sólo del Nacional?

Para pensar con un poco más de profundidad, deberíamos hacernos algunas preguntas. ¿Sólo en el Nacional muchos alumnos se quedan libres? No, en la mayoría de los colegios públicos las tasas de repitencia son altísimas. Y no sólo eso, sino que muchísimos pibes dejan la secundaria, en gran parte porque sus familias necesitan que trabaje para subsistir, y también por deficiencias del sistema educativo en general. Si en el CNBA tenemos problemas, tenemos que saber que no somos los únicos, y que los problemas de la educación en general son incluso mucho más graves, estructurales y urgentes que aquellos a los que estamos acostumbrados. Como problemas que nos afectan como juventud, no podemos pasarlos por alto cuando pensamos en la educación, ni a la hora de actuar.

Recordemos que los docentes cobran salarios completamente insuficientes, y se ven obligados a hacer paro. Pensemos en la paupérrima inversión que se hace en la infraestructura escolar (o por lo menos, la poca plata que llega a las escuelas), que no sólo en Capital sino en todo el resto del país sufre un estado deplorable. Y, del mismo modo que lo hicimos analizando en particular la realidad de nuestro colegio, prensemos en los recursos que se le brindan a los alumnos: ¡ni siquiera pueden viajar gratis a la escuela! No se les dan posibilidades de trabajo a los que egresan, y se degradan los títulos secundarios a títulos menores (como en el caso de la escuela técnica, o de los colegios artísticos). Hay una enorme insuficiencia de las viandas y las becas, que son más que necesarias para mandar a los hijos a la escuela teniendo un salario mínimo de 1500 pesos. En definitiva, a nadie le importa nuestra educación: no se han ocupado de ella el actual gobierno, ni los anteriores. Simplemente la han degradado y privatizado. Si nosotros, como estudiantes, no asumimos que nos toca pelear por nuestra propia educación, nadie lo va a hacer por nosotros.


Vamos a tener que hacer algo, nomás

No podemos perder de vista los problemas generales de la educación, estar atentos y en las calles, junto con compañeros de otros colegios y docentes, para luchar por la educación. Y mientras tanto, no podemos abandonar lo que está más al alcance de nuestra mano.

La comisión de educación ya está terminando de elaborar un proyecto para que los libres puedan entrar como oyentes; acercate para dar tu opinión. Cada uno de nosotros tiene que hablar con su compañero de banco, discutir el problema, encontrar soluciones; tenemos que hablar con nuestros profesores, con nuestros padres. De una vez por todas, ganemos la pelea porque los libres puedan entrar como oyentes. Que este sea un primer cambio, por un colegio verdaderamente inclusivo, público y democrático. Un colegio que nos eduque mejor, y a todos.


Desde Bolívar

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