Con el puño en alto
Hace unos dos meses, nos enteramos que el Consejo Superior había decidido no otorgarle presupuesto a tres divisiones de la noche: 3º13º, 3º14º y 3º15º. Las consecuencias de esto no son muy difíciles de imaginar: no se les paga a los docentes por enseñar en esas divisiones, ni a los no docentes por mantener las aulas en funcionamiento. Así a los estudiantes se les clausura su lugar de estudio y, a los trabajadores del colegio, su lugar de trabajo.Sin embargo, hace tres años, la Universidad (tanto González Gass como Hallú) se comprometió con los chicos de tercero noche a garantizarles el acceso a la educación pública hasta el final de la secundaria como a todos los estudiantes del Nacional. Evidentemente a Hallú, rector de la universidad pública, le importa poco la educación, le importan poco los alumnos, docentes y no-docentes. ¿Quieren construir un Colegio mejor? Más bien parece que quieren destruir el que tenemos.
Pero hay algo que no podemos perder de vista. Si Hallú y el Consejo Superior pueden avanzar sobre lo que es un derecho de todos, el derecho a estudiar, es porque no lo elegimos los que nos queremos educar. Cuán necesaria resulta entonces la democratización de la Universidad: sólo un mínimo porcentaje de los docentes tienen la posibilidad de elegir a sus representantes, y los representantes de esta minoría tienen la mayoría en todos los órganos de gobierno de la UBA. Y para colmo, esta minoría que está en el poder no va por una universidad abierta a todos, de calidad, y que brinde una educación crítica de la realidad. Prefiere vaciar y privatizar la universidad que tenemos. Para que no nos sigan atacando, tenemos que seguir luchando por la democratización de la universidad y también del colegio; para que los cambios sean para mejorar la educación y no para vaciarla, es necesario que los definamos quienes formamos parte de la verdadera comunidad educativa y quienes tenemos un único interés: garantizar condiciones dignas de enseñanza y aprendizaje y que nadie ajeno nos imponga nada desde arriba.
Pero, así todo, no nos hemos quedado pasivos frente al ataque del Rectorado. Desde hace casi dos meses venimos marchando al Consejo Superior, difundiendo nuestro reclamo a través de comunicados hacia los demás claustros, organizándonos para ser cada vez más y hacer más ruido. Y finalmente impusimos nuestros bombos en el Rectorado. Las autoridades, antes convencidísimas de que las divisiones tenían que cerrarse, entendieron que el CENBA está en lucha y que a los estudiantes no nos iban a frenar hasta reabrir los cursos.
Por lo tanto tenemos que aplaudir a todos los compañeros de los distintos turnos y años que nunca paramos de hablar sobre el tema, de informar a nuestros compañeros y de discutir en las aulas, que estuvimos miércoles tras miércoles madrugando para marchar al Consejo.
Cuesta imponerse, pero la lucha da sus frutos
Sin embargo, todavía quedan grandes luchas por dar: por un lado, en los próximos días se reunirá la comisión de educación del superior para seguir tratando las nuevas divisiones del turno noche y no podemos permitir que logren su cometido: cerrar la 13°, la 14° y la 15° de una vez por todas. Además mientras dejemos que la universidad se siga manejando antidemocráticamente y dejemos que se le siga recortando presupuesto a la educación en todo el país, nos vamos a chocar contra la pared una y otra vez.
Hemos demostrado, frente a los que deslegitiman nuestro espacio, que el CENBA está activo y en pie por los derechos de todos los estudiantes. Tenemos que hacer lo posible porque cada vez más compañeros se acerquen a las asambleas y participen a través del cuerpo de delegados. Sigamos construyendo un CENBA en lucha por la educación, y por todos los derechos populares que nos arrebatan día a día.
Desde Bolívar.
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