Cuando pensamos en la dictadura, viene a la cabeza enseguida la pregunta de por qué, cómo, la junta militar pudo imponerse y desarrollar sus nefastas políticas. Y es que no eran un par de milicos que enloquecieron: evidentemente había un plan atrás, de acabar con los movimientos que se estaban gestando en nuestro país por un cambio social profundo, e imponer un orden económico, político, social y cultural. Y no estaban solos: la dictadura argentina, junto con dictaduras en el resto de Latinoamérica, se enmarcó en el Plan Cóndor impulsado por el gobierno norteamericano, del que recibieron ayuda militar y económica. Y además, los militares lograron imponerse gracias a muchos sectores de la sociedad argentina que se veían comprometidos con los cambios que se estaban gestando, como
Y dado que el golpe ha dejado una marca tan profunda en la sociedad argentina actual, a 34 años tenemos que analizar cuidadosamente la herencia que quedó en todos sus aspectos.
¿Qué heredamos de la dictadura?
En la argentina de los 70s se estaba gestando un cambio social, el pueblo se estaba poniendo a sí mismo en el centro de la escena, reclamando todo aquello que le corresponde legítimamente (desde el Cordobazo en el 69 hasta la huelgas generales del 75). Por eso, combatir a la dictadura y recordar a los compañeros caídos, significa, hoy más que nunca, poner en primer plano las necesidades populares; un pueblo necesita vivir dignamente, es decir, gozar de trabajo, de vivienda, de salud, de educación. Nada de esto es posible en tanto un pueblo no sea dueño de sus propias riquezas, y sus habitantes deben acceder justa e igualitariamente a ellas. Y evidentemente, no ha sido éste el principal problema en la agenda del gobierno nacional, ni menos aún el de
Hablemos de la deuda
Hoy en día, aunque para los medios de comunicación el tema parezca haber quedado atrás, el gobierno se empecina en pagar a sus acreedores a través de distintos medios (como el Fondo del Bicentenario o el Fondo del Desendeudamiento) la deuda externa. Por otro lado, “la oposición”, compuesta en gran parte por quienes llevaron al país al endeudamiento en las últimas décadas, se niegan a que la deuda se pague con las reservas, aunque sin embargo, ¡piensan pagarla con el presupuesto! Evidentemente, la discusión de los de arriba no gira en torno a las necesidades del pueblo, pues con el pago de la deuda no se beneficia ningún obrero de la construcción, ningún maestro de escuela, ningún estudiante, ningún jubilado, ningún vecino del barrio. Se benefician sólo los banqueros yanquis y europeos con lo que debería ser invertido en el pueblo.
A 34 años de la dictadura, desterremos todo lo nefasto que nos ha dejado. Clamemos por justicia por los compañeros desaparecidos, reclamemos la aparición con vida de Julio López y de Luciano Arruga.
Y una vez más, pongámonos en pie por los derechos humanos, por los derechos del pueblo. Digámosle no al pago de la deuda externa, luchando, que es la mejor forma que tenemos de recordar a los compañeros desaparecidos.
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