Esta carta, si bien es en respuesta a la publicada por Zorzoli el martes pasado por lo tarde (y, de alguna manera, a todas las anteriores también) no está dirigida a él porque no me quedan dudas de que bien sabe acerca de todo esto, sino a la comunidad educativa, para ofrecerle una versión… verdadera sobre lo que está pasando en el colegio.
En primer lugar quiero referirme a la cantidad de “medidas progresivas” que han tomado Zorzoli, Robi y Zbar desde su designación por el Consejo Superior (recordemos, en contra de la voluntad mayoritaria de quienes estudian y trabajan en el colegio) ante la urgencia por descomprimir la tensión después del conflicto que ellos mismos generaron el año pasado con la intervención del colegio. Se hace particularmente interesante traer esto a discusión hoy porque mañana por la tarde va a tener lugar una sesión del Consejo Resolutivo en donde se van a tratar, entre otras, la cuestión de los estudiantes libres y de las becas de ayuda económica.
Es importante destacar, en primer lugar, que ninguno de los dos proyectos es iniciativa de Zorzoli ni de ninguno de los consejeros que hoy integran el bloque liderado por Zbar desde el año pasado. Ambos son la materialización de reclamos que el CENBA levantó en los últimos tres años y que los consejeros estudiantiles llevamos al consejo. El proyecto para que los libres pudieran cursar como oyentes fue presentado por nosotros después de que en las mesas de exámenes del 2009 se quedaran libres alrededor de trescientos compañeros (incluso, en ese momento, algunos de los consejeros del bloque de Zorzoli y Zbar estuvieron en contra de nuestra propuesta). En cuanto a las becas, responden a un reclamo que los estudiantes levantamos desde que existen las “becas de mérito académico” de Sanguinetti; cuando Gonzalez Gass asume en la rectoría, ante nuestro planteo de que las becas deberían ser otorgadas por necesidad y no según el rendimiento académico, la ex rectora pidió el presupuesto a la Universidad, pero por dos años el pedido fue cajoneado. “Casualmente”, en marzo del 2010, un mes antes de removerla, los radicales de la Universidad decidieron aprobar la partida presupuestaria.
No voy pasar por alto tampoco un tema que me toca directamente: cuando Zorzoli anuncia que abrió una nueva división en sexto año no hace más que tergiversar la realidad. Ante los pocos inscriptos que hubo en sexto exactas del turno tarde, se decidió abrir sólo la división de la mañana. Cuando se dieron cuenta de que iba a ser imposible abaratar costos poniendo a cuarenta y dos estudiantes en una misma división (las clases de Álgebra nos las daban en el microcine porque no entrábamos en ninguna aula), tuvieron que volver a abrir la división que inicialmente habían cerrado. De todas maneras, seguimos sin aula: la última clase de Álgebra se nos dio en una “prestada” por una división de segundo año que en ese momento estaba en Plástica. De más está decir que no se entiende si al informar que todas las nuevas divisiones “ya cuentan con todos sus profesores” está pretendiendo que hay algo para festejar o está confesando que por más de una semana tres divisiones no tuvieron clases de varias materias porque todavía no se les habían asignado profesores, como efectivamente pasó. Cualquiera de las dos posibilidades es ridícula.
Por último, pero tanto o más importante que todo lo demás, me refiero a las últimas resoluciones aprobadas por el Consejo Superior y anunciadas por Zorzoli. Para intentar afianzar su poder dentro del colegio, está avanzando directamente contra los profesores y sobre la democratización: le sacaron a los docentes el derecho a elegir a los Jefes de Departamento. En cambio, ahora de la votación sólo sale una terna a partir de la cual el Rector elige a quién prefiere, sin importar la cantidad de votos que sacó (la famosa “trampa de la terna”). Además, los concursos docentes que se aprobaron no son los que los docentes de ambos colegios consensuaron ya que no incluye la carrera docente, más que pertinente para los colegios secundarios. De esta manera, pretenden poco a poco tomar pleno control sobre la planta docente y las Jefaturas de Departamento (que dentro de poco van a pasar a formar el Consejo Académico).
Avanzadas como estas llevaron a que los compañeros del Pellegrini con el apoyo político de parte importante de sus docentes le tomaran el colegio ayer a la tarde a Fornasari (con cuya gestión uno de nuestros vicerrectores está vinculado). Es evidente que la manera diferente en la que se desencadenaron los hechos entre los dos colegios tiene que ver con la torpeza con la que el rector del Pellegrini entró al colegio, a diferencia de Zorzoli, que sin duda está avanzando con aún más fuerza sobre las reivindicaciones que históricamente alcanzamos estudiantes y docentes pero al menos con cierta destreza política. Obviamente, eso no lo hace menos grave, sino que redobla la apuesta y le plantea a la comunidad educativa un desafío mayor que hay que superar si se quiere seguir avanzando hacia la democratización de los preuniversitarios.
En primer lugar quiero referirme a la cantidad de “medidas progresivas” que han tomado Zorzoli, Robi y Zbar desde su designación por el Consejo Superior (recordemos, en contra de la voluntad mayoritaria de quienes estudian y trabajan en el colegio) ante la urgencia por descomprimir la tensión después del conflicto que ellos mismos generaron el año pasado con la intervención del colegio. Se hace particularmente interesante traer esto a discusión hoy porque mañana por la tarde va a tener lugar una sesión del Consejo Resolutivo en donde se van a tratar, entre otras, la cuestión de los estudiantes libres y de las becas de ayuda económica.
Es importante destacar, en primer lugar, que ninguno de los dos proyectos es iniciativa de Zorzoli ni de ninguno de los consejeros que hoy integran el bloque liderado por Zbar desde el año pasado. Ambos son la materialización de reclamos que el CENBA levantó en los últimos tres años y que los consejeros estudiantiles llevamos al consejo. El proyecto para que los libres pudieran cursar como oyentes fue presentado por nosotros después de que en las mesas de exámenes del 2009 se quedaran libres alrededor de trescientos compañeros (incluso, en ese momento, algunos de los consejeros del bloque de Zorzoli y Zbar estuvieron en contra de nuestra propuesta). En cuanto a las becas, responden a un reclamo que los estudiantes levantamos desde que existen las “becas de mérito académico” de Sanguinetti; cuando Gonzalez Gass asume en la rectoría, ante nuestro planteo de que las becas deberían ser otorgadas por necesidad y no según el rendimiento académico, la ex rectora pidió el presupuesto a la Universidad, pero por dos años el pedido fue cajoneado. “Casualmente”, en marzo del 2010, un mes antes de removerla, los radicales de la Universidad decidieron aprobar la partida presupuestaria.
No voy pasar por alto tampoco un tema que me toca directamente: cuando Zorzoli anuncia que abrió una nueva división en sexto año no hace más que tergiversar la realidad. Ante los pocos inscriptos que hubo en sexto exactas del turno tarde, se decidió abrir sólo la división de la mañana. Cuando se dieron cuenta de que iba a ser imposible abaratar costos poniendo a cuarenta y dos estudiantes en una misma división (las clases de Álgebra nos las daban en el microcine porque no entrábamos en ninguna aula), tuvieron que volver a abrir la división que inicialmente habían cerrado. De todas maneras, seguimos sin aula: la última clase de Álgebra se nos dio en una “prestada” por una división de segundo año que en ese momento estaba en Plástica. De más está decir que no se entiende si al informar que todas las nuevas divisiones “ya cuentan con todos sus profesores” está pretendiendo que hay algo para festejar o está confesando que por más de una semana tres divisiones no tuvieron clases de varias materias porque todavía no se les habían asignado profesores, como efectivamente pasó. Cualquiera de las dos posibilidades es ridícula.
Por último, pero tanto o más importante que todo lo demás, me refiero a las últimas resoluciones aprobadas por el Consejo Superior y anunciadas por Zorzoli. Para intentar afianzar su poder dentro del colegio, está avanzando directamente contra los profesores y sobre la democratización: le sacaron a los docentes el derecho a elegir a los Jefes de Departamento. En cambio, ahora de la votación sólo sale una terna a partir de la cual el Rector elige a quién prefiere, sin importar la cantidad de votos que sacó (la famosa “trampa de la terna”). Además, los concursos docentes que se aprobaron no son los que los docentes de ambos colegios consensuaron ya que no incluye la carrera docente, más que pertinente para los colegios secundarios. De esta manera, pretenden poco a poco tomar pleno control sobre la planta docente y las Jefaturas de Departamento (que dentro de poco van a pasar a formar el Consejo Académico).
Avanzadas como estas llevaron a que los compañeros del Pellegrini con el apoyo político de parte importante de sus docentes le tomaran el colegio ayer a la tarde a Fornasari (con cuya gestión uno de nuestros vicerrectores está vinculado). Es evidente que la manera diferente en la que se desencadenaron los hechos entre los dos colegios tiene que ver con la torpeza con la que el rector del Pellegrini entró al colegio, a diferencia de Zorzoli, que sin duda está avanzando con aún más fuerza sobre las reivindicaciones que históricamente alcanzamos estudiantes y docentes pero al menos con cierta destreza política. Obviamente, eso no lo hace menos grave, sino que redobla la apuesta y le plantea a la comunidad educativa un desafío mayor que hay que superar si se quiere seguir avanzando hacia la democratización de los preuniversitarios.
Nacho Guarna
Consejero Estudiantil
Consejero Estudiantil
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