"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante" -

Ernesto "Che" Guevara

sábado, 14 de mayo de 2011

Boletín Lista 36 (Desde Bolívar + La Caravana)


El año pasado, cuando el Consejo Superior de la UBA decidió echar a la ex rectora Virgina González Gass, se abrió un nuevo capítulo en la lucha por la democratización. La comunidad educativa en su conjunto se encargó de repudiar esta decisión pero, por sobre todo, de volver a cuestionar el actual método de elección de los rectores de los colegios preuniversitarios, el cual se volvió a utilizar cuando se nos impuso a Zorzoli. Además, otro hecho importantísimo y en el cual se hizo especial énfasis fue en escrachar y denunciar a la figura de Agustín Zbar, quien hoy vemos sentado en el sillón de vicerrectoría, y moviendo los hilos de esta nueva gestión.

Hace dos meses ya que empezamos las clases y, ¿qué se está haciendo en el Colegio desde que esta nueva gestión asumió? Hay más de doscientas resoluciones nuevas (que recopilamos en http://www.transparencia-institucional.blogspot.com/), tomadas antidemocráticamente (sin consultarlas con nadie) que, a nuestro entender, lejos de ser aisladas, responden a una mismo modelo de colegio. Y es este modelo que quieren imponer, el que nos da la razón y nos hace reafirmar nuestro repudio a la gestión de Hallú en la UBA y a sus títeres en los preuniversitarios, que no hacen más que reproducir su política de privatización de la educación, de autoritarismo a la hora de tomar decisiones, de falta de interés por la opinión y participación de las partes que conformamos la comunidad educativa.

Por esto pensamos que la antidemocracia es, sin dudas, la principal bandera de la gestión de Zorzoli. Desde el momento en que ninguneó la movilización de la comunidad educativa que los rechazó abiertamente durante el año pasado, hasta cualquier resolución que sacan sin consultar a nadie. Estamos, por lo tanto, ante una gestión que no responde en absoluto a los intereses de la comunidad educativa. El único aval que tiene Zorzoli es el de sus amigos del Superior. Los que formamos parte del colegio y lo construimos día a día ya nos encargamos de gritarles en la cara que no queremos ese modelo de Colegio y que estamos dispuesto a defender las banderas de la democratización sin negociarlas, ni entregarlas. Pero ellos, como siempre, van a hacer oídos sordos. Ya es momento, entonces, a dos meses de empezadas las clases, de despertarse y, además de gritar, actuar.

La gestión y los pibes

Como decíamos al comienzo de este boletín, esta gestión asume desoyendo la voz de la comunidad educativa. Pero, en definitiva, Zorzoli y su gestión se impusieron y están en el sillón con muchos objetivos. Si pensamos cuál está siendo su política de cara al claustro estudiantil, podemos ver claramente que su objetivo pretende amedrentar la gran movilización y el gran protagonismo que ha tenido este claustro en la lucha histórica por la democratización, en especial el año pasado. En concreto, apunta a recortar los espacios del CENBA. Es por esto que no nos autoriza asambleas ni marchas, no reconoce los levantamientos de turno, ¡hasta hemos tenido que pasar el cronograma de actividades del 24 de marzo por el filtro asqueroso de Zbar!, lo cual implica limitar la independencia del CENBA respecto de las autoridades.

Para que no nos sigan pasando por arriba y revertir esta situación, debemos asumir, hoy más que nunca, el rol que tenemos los estudiantes en nuestra educación y en particular en este proceso de democratización: el CENBA tiene que estar en pie de lucha contra esta gestión. Por mucho que quieran que nos callemos, por muchas trabas que nos pongan para organizarnos, tenemos que ser, una vez más, los grandes opositores a la privatización y a la antidemocracia. Ya es hora, como planteamos antes, de que nos despertemos y salgamos con todo, retomando las banderas del año pasado, a profundizar el proceso de democratización.

La gestión y los docentes

Es evidente como esta nueva gestión vuelve a practicar las viejas y aberrantes políticas de control del claustro docente. No sólo se negaron los derechos de discusión y participación en las decisiones a la totalidad de los docentes, sino que se atentó directamente contra todos aquellos que el año pasado acompañaron la lucha por la democratización, privilegiando a quienes, por su comportamiento sumiso, resultan menos molestos a la hora de gestionar (Al igual que las cartas que denuncian estos hechos, escritas por El Colectivo Docente, evitamos dar ejemplos puntuales y nombres para no hacer de esta denuncia un cómplice de la política del rector). ¿Un colegio calmado con docentes satisfechos, o un colegio calmado con docentes con miedo?

Un ejemplo de esto son las horas de clase vacantes que deben ser distribuidas a propuesta de los jefes de departamento, sufren un filtro llamado: “Zorzoli elije a quién más le conviene”, ya que se ocultan los horarios y se rechazan propuestas sin fundamentos, así como se escogen docentes sin brindar motivos de aquella elección.

Otro, la distribución de horarios que se dio desde principio de año, que empujó a varios docentes a renunciar debido a que se los ubicó en turnos que no tienen ninguna relación con su disponibilidad. También se negaron pases sin ninguna fundamentación, ni legal, ni pedagógica, ni nada.

Además de estos castigos-ejemplo de Zorzoli para disciplinar de la forma más anti-democrática que parece haber encontrado, también tenemos que pensar por qué se requiere que este claustro esté atado de manos y pies.

En primer lugar, porque los docentes son fundamentales a la hora de encarar cualquier lucha y son indisociables del proceso de democratización. En especial los docentes del Colectivo Docente que desde el año pasado asumieron el compromiso de acerse cargo y tomar partido, arriesgando su laburo y constituyendo un espacio de discusión y acción para cambiar profundamente el colegio.

En segundo lugar, el Consejo Superior ha aprobado, justo en este momento, dos proyectos que pisotean todos los derechos que el claustro docente ha conseguido mediante la lucha y la defensa de la democratización.

1) La reglamentación del método de elección de jefes de departamento, que, sin entrar en detalles, modifica que la votación de jefes de departamento tenga como resultado, no un solo jefe y coordinador, sino una terna (trampa conocida) donde el rector tiene la última palabra.

2) Un llamado a concursos de 1800 horas interinas docentes que violan lo pactado en el Acta Compromiso del 2007. Sin ir más lejos, lo que plantea Zorzoli no brinda la garantía de imparcialidad del jurado, y permite, mediante la falta de transparencia, la defensa de los intereses del Consejo Superior en contraposición a los de la comunidad educativa. Pero por sobre todo, tiene com fin llenar el claustro de nuevos docentes que sean afines a la gestión.

¿Existe una forma más anti-democrática de tomar decisiones? Se elige un rector a dedo, se niega cualquier forma de participación en las decisiones del colegio, se viola el Acta Compromiso firmada por el Consejo Superior y los gremios docentes en 2007, y, con todas estas medidas, se genera miedo dentro del claustro docente para evitar reacciones ante las decisiones tomadas.

La gestión y los espacios del Colegio

Por otra parte, con respecto a otros espacio del colegio, como lo son la fotocopiadora y los kioskos, también hubo ajustes.

La fotocopiadora se intentó vaciar, reduciendo insumos y personal (es decir, despidiendo a trabajadores). Además, los precios han aumentado considerablemente desde el año pasado. En los kioskos y el comedor, también podemos ver un aumento muy importante de los precios, lo cual hace que muchas veces no podamos comer en el colegio, o que nos salga muy caro hacerlo. Tengamos en cuenta que los precios son firmados y de esa forma avalados por el rector. Frente a esto los estudiantes realizamos un boicot durante una semana que fue la medida más organizada y efectiva del año.

Pero no podemos ver el problema de los kioskos como una cuestión aislada porque responde a una política privatizadora y de autofinanciamiento. Ya de por sí, que existan kioskos concesionados, cuyo objetivo es lucrar con nuestra alimentación, en un colegio público, está mal. Pero mucho peor, es que se aumenten desproporcionadamente los precios, llegando en algunos casos a estar más caros que afuera.

Si bien lo ideal es que no exista una concesión privada -y ése debe ser nuestro horizonte-, en lo inmediato, ahora que conseguimos bajar los precios del kiosko, tenemos que exigir que exista una comisión del Consejo Resolutivo que se encargue de la revisión y aprobación de los precios, para que la última palabra no recaiga en esta gestión privatista.

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