"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante" -

Ernesto "Che" Guevara

sábado, 14 de agosto de 2010

Desde Bolívar - La Caravana


Sigamos haciendo historia

Luego de casi un mes de llevar esta lucha contra la intervención, nos parece necesario replantearnos algunas cuestiones. Creemos que hemos avanzado muchísimo, ya que hemos logrado una gran participación (tan solo pensemos en cuánta gente había en la marcha del viernes pasado al Rectorado) y hemos consolidado un frente con los docentes y los no docentes que es completamente inédito. Además, hemos logrado ejercer una gran presión y debilitar en gran medida a Hallú y al Consejo Superior.

¿Por qué estamos luchando?

Los estudiantes hemos dejado algo bien en claro: acá no se trata de defender a González Gass, rectora con la que hemos tenido grandes conflictos, sino de democratizar el colegio. Nos plantamos contra la intervención porque no podemos permitir que el Consejo Superior pase por encima de la comunidad educativa del colegio; lo que queremos es tomar todas las decisiones entre docentes, no docentes y estudiantes. Creemos que la educación no se hace de arriba para abajo: el modelo educativo lo tenemos que discutir desde las bases.

En este momento, tenemos planteada una oportunidad histórica: por primera vez en el colegio, tenemos la posibilidad de elegir entre todos un rector para los próximos cuatro años. Nos parece muy importante reforzar y modificar los órganos de cogobierno del colegio para profundizar la democratización. Pero para conseguir consejos directivos deberíamos convertirnos en unidad académica, y para eso reformar el estatuto de la UBA; y desafortunadamente, el órgano encargado de reformar ese estatuto es la misma asamblea universitaria que período tras período elige antidemocráticamente a Hallú, con vallado y represión policial. Además, en este momento, tenemos una posibilidad mayor: que la democracia de base supere al colegio electoral que suponen los consejos directivos (donde todos votamos consejeros que a su vez votan al rector), y que todos podamos votar. Bajo ningún punto de vista podemos desperdiciar esta oportunidad que hemos abierto con nuestra lucha: elegir un rector de los claustros.

¿Qué implica democratizar? ¿Cómo podemos conseguir elegir rector?

Cuando pensamos en la democratización, no podemos compararla con cualquier otro reclamo estudiantil, con cualquiera de las otras luchas que hemos dado en los últimos años. Y eso es porque la democratización no es un reclamo puramente estudiantil. La democratización implica la participación activa de todos los claustros del colegio. El ida y vuelta constante con los docentes y los no docentes, el debate y la lucha a la par son indispensables, porque al próximo rector lo tiene que poner la comunidad educativa en su conjunto. Es por eso que no consideramos que el apoyo del resto de la comunidad educativa sea simplemente una cuestión táctica, una ayuda para seguir la lucha: lo consideramos imprescindible para poder imponer un nuevo proyecto educativo que sea de todos.

Ahora bien, para elegir rector debemos imponérselo a Hallú y al Consejo Superior. A ellos poco les importa que frenemos las clases y dejemos de aprender, porque su prioridad no es la educación pública para los jóvenes. Pero sí les molesta ser desprestigiados públicamente, porque lo único que cuidan es su apariencia. Y es ahí donde hemos avanzado de una manera increíble. Hemos sabido aprovechar bien a los medios y a la opinión pública, a pesar de que todos sabemos que los medios de comunicación son rancios y suelen oponerse a toda participación política. Si somos inteligentes, podemos seguir utilizando esa herramienta como presión. También en este punto la unidad con los demás claustros es muy útil, para presentar a una comunidad educativa unida y luchando contra una injusticia.

Por último, cuando hablamos de elección de rector, hablamos concretamente de una votación. Esa votación debe ser pronto, pero debemos tener tiempo para debatir intensamente y elaborar un proyecto colectivo para encarar el colegio en los próximos cuatro años. Y además, debemos exigir que sean todos los docentes los que voten, y no sólo los titulares, que son apenas la mitad. Por lo tanto, pedir un plazo adecuado para la elección, condiciones limpias de votación y acceso universal a las urnas nos parecen reclamos fundamentales.

¿Y qué pasa con la intervención?

No nos podemos olvidar: estamos contra la intervención porque no podemos permitir que Hallú nos imponga sus reglas de juego. Los que determinemos cómo va ser la democratización del colegio, de qué forma, quiénes serán las nuevas autoridades, cuál será el proyecto educativo, tenemos que ser únicamente los estudiantes, los docentes, y los no docentes. Para nosotros, la verdadera derrota a la intervención será la elección del primer rector democrático del colegio.

Durante años hemos luchado por reformar el proyecto pedagógico y académico (los libres, el departamento de orientación, el curso de ingreso). Ahora somos nosotros los que tenemos la oportunidad histórica de imponerle al Consejo Superior cómo tiene que ser nuestro colegio. Y podemos decidir quién va a encabezar esas transformaciones: los estudiantes y trabajadores del colegio estamos a la cabeza de un cambio sin precedentes.

En este momento, a Hallú le conviene que nosotros quebremos nuestro frente interno, que nos separemos de los docentes, que debilitemos nuestro reclamo. Nosotros debemos mostrar todo lo contrario: debemos ser un colegio unido, que funciona, y que está listo para seguir enfrentándose al Consejo Superior.

El miércoles, seamos mil, dos mil, en la puerta del Consejo Superior. Que se preparen: este año elegimos rector.

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