"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante" -

Ernesto "Che" Guevara

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¡Sigamos en la lucha por nuestros derechos!


¡Sigamos en la lucha por nuestros derechos!


En las jornadas estudiantiles del martes 15 de septiembre los estudiantes comprendimos la vigencia de la lucha que llevaron los estudiantes secundarios desaparecidos por culpa de la atrocidad del terrorismo de estado del ’76. Entendimos que la memoria la seguimos escribiendo nosotros y que sigue siendo necesario al día de hoy dar batalla por la educación pública, por los derechos humanos, por los tantos derechos del pueblo que siguen siendo avasallados. Y asumimos, por todo lo anterior, que debíamos volcar el debate dado en una acción conjunta de todos los estudiantes secundarios: la marcha por la Noche de los Lápices.

Las necesidades populares no resueltas y las banderas que alzamos con motivo de esta marcha hacen que nuestra pelea sea justa y necesaria. Pero no es una pelea fácil, y las autoridades de nuestro colegio se están empeñando en hacerla más difícil todavía: poniéndonos trabas, limitando nuestro derecho a manifestarnos por la educación que, de palabra, dicen defender como nosotros.

Dar herramientas para entender el conflicto

En la sesión del Consejo Resolutivo del lunes 7 de septiembre los consejeros estudiantiles manifestaron la necesidad de realizar jornadas de debate por el 16, de que la Institución le de el espacio que se merecen fechas como éstas y que se respete en ese sentido el protagonismo que el movimiento estudiantil debe tener. Se rechazó la propuesta de las autoridades de que las jornadas se realizaran el mismo 16 debido a que las mismas se superpondrían con la movilización, generando una disyuntiva falsa entre debate y acción. Además, porque debía darse un debate en igualdad de condiciones para los estudiantes de todos los turnos. Si los chicos de la noche se tenían que distribuir obligatoriamente entre la mañana y la tarde, no sólo hubiéramos sufrido un vaciamiento de las jornadas, sino que se estaría desnaturalizando un debate educativo que debe darse en las mayores condiciones de normalidad posibles. Por eso mismo, la propuesta fue que las jornadas se realizaran el martes 15 y que el miércoles 16 los estudiantes del turno noche pudieran marchar libremente, siempre que estuviera el consenso de los padres en cuanto a ausentarse unas horas de clases para poder ir a la movilización sin que corran faltas o sanciones de ningún tipo.

En esa misma sesión del Resolutivo las autoridades y los consejeros docentes plantearon que el Consejo no estaba capacitado para autorizar la movilización del 16 y delegaron esa responsabilidad a la rectora. Sin dudarlo, Virginia González Gass se negó a autorizar la movilización.

Ante esta situación, el estudiantado se vio forzado a transformar las asambleas de cada turno el martes 15 en varias sentadas en la rectoría, exigiéndole a la rectora que modifique su postura.

Frente a la negativa, el miércoles hicimos otra asamblea en donde la mayoría estuvimos convencidos que había que levantar el turno y marchar. Muchos compañeros del Turno Vespertino presentaron una autorización firmada por sus padres y se unieron a la lucha.
Por qué las sanciones impuestas no son “automáticamente reglamentarias”, sino por voluntad política de Gonzalez Gass

Hasta este punto es preciso reflexionar sobre el carácter de la aplicación de estas sanciones y ausentes.

Según el caso en particular, los compañeros del turno noche han recibido media falta sólo por asistir a la asamblea a comienzos del turno, han recibido una falta entera por ingresar al Colegio luego de las 19:30 y han sido sancionados por retirarse del establecimiento habiendo dado el presente y presentado la autorización de sus padres.

Los argumentos que esgrimen las autoridades son: 1) La movilización no estuvo autorizada porque ya se habían “perdido” muchos días de clase y las jornadas concedidas el martes eran suficientes, 2) Los alumnos saben que luego de 19:30 no pueden ingresar al Colegio, por cuestiones de seguridad y 3) Sin excepción, los alumnos que se retiren del establecimiento habiendo dado el presente (y justamente porque no están dispuestas a reconocer la autorización firmada por los padres) serán sancionados.

1) Si lo que faltan son días de clase, primero habría que reparar en la breve duración de nuestro ciclo lectivo, el más corto de todos los secundarios.
Una marcha tan importante para la defensa de la educación pública como lo es la Noche de los Lápices debería ser tenida en cuenta incluso dentro del calendario escolar, de modo que sea intachable bajo cualquier circunstancia. Consideramos que marchar el 16 de septiembre no solo es un derecho del estudiantado, sino también una necesidad en la defensa de la educación pública. Aprender no es sólo cursar matemática e historia, sino también sacar el aula a la calle y actuar en la realidad educativa para intentar transformarla. Uno asiste al colegio para estudiar, y estamos los que creemos que justamente hay que luchar para estudiar, en buenas condiciones.

Además, todas las marchas son voluntarias y optativas, por lo que si un estudiante está dispuesto a perder horas de algunas materias, y sus padres lo apoyan en la decisión autorizándolo a retirarse y volver a un determinado horario sin que por ello le pongan faltas o sanciones, no se trata de “perder clases” en abstracto, sino de un pequeño sacrificio voluntario para mejorar la educación.

Por último, cuando las autoridades deciden no autorizar una asamblea o una movilización, nos fuerzan a seguir tomando medidas para resolver el conflicto, de modo que terminamos “perdiendo” más clases de manera generalizada por la intransigencia de las autoridades.

2) Si el motivo de que luego de 19:30 los alumnos no podemos ingresar al Colegio, es por seguridad, es obvio que no estamos más seguros en la calle que dentro del establecimiento. Y lo cierto es que cuando los estudiantes volvimos de la marcha, las puertas no estaban cerradas por ninguna "cuestión de seguridad". Estaban cerradas porque sabían que íbamos a querer entrar y hacer una asamblea. De hecho, 15 minutos antes de que no nos dejaran entrar, se dijo que los que entraban después de las 19.30 iban a poder hacerlo. Por otro lado, efectivamente es verdad que se trato de aislar a los chicos que estaban adentro para evitar que se juntaran con los que queríamos entrar (no los dejaron salir al último recreo, reteniendo en las aulas a los pibes).
3) Con respecto a las faltas y sanciones aplicadas, analizaremos porqué son arbitrarias. Supuestamente, uno no puede retirarse del Colegio sin haber dado el presente, porque si nos ocurre algún accidente, la responsabilidad jurídica recae sobre las autoridades. Esto es así todos los días normales de clase. Ahora, el martes 15 de Septiembre del 2009, mientras los estudiantes nos hacíamos cargo del desenvolvimiento de la actividad educativa, el Vicerrector del Turno Mañana, Fabián Schipanni ordenó que se abrieran las puertas a las 11:45 para los chicos que se querían retirar del Colegio. Lo hizo justo en el momento en el cual nos disponíamos a hacer la primera sentada en rectoría, intentando vaciar la fuerza de nuestra medida.

Luego, respecto de las faltas, siempre que uno no asiste al Colegio tiene una falta. Ahora, en la sesión del Consejo Resolutivo del lunes 7, la Rectora y el Vicerrector del TM decían que, a pesar del carácter obligatorio de las jornadas, si un alumno presentara una nota de sus padres podrían justificarle la falta. Alegaban que quizás algunos padres no aprobaban que sus hijos discutieran ‘esos temas’. Luego de discutir, los consejeros estudiantiles lograron omitirlo en la nota a los padres que se emitiría el día lunes, para no alentar los ausentes. La conclusión es la siguiente: todos los días del año que yo no me presente al colegio voy a tener falta, pero si me ausento el único día que los alumnos realizaron jornadas estudiantiles puedo justificarla.

En este punto se ve cómo la rectora se comporta sistemáticamente ambigua con el reglamento. Mis padres pueden presentar una nota diciendo que no están de acuerdo con discutir derechos humanos, democratización y política con mis compañeros y me justifican la falta; sin embargo, los compañeros de la noche no han podido presentar ninguna nota de sus padres diciendo que estaban de acuerdo en que sus hijos se movilizaran.

¿Porqué los alumnos podemos retirarnos del colegio en el medio de las jornadas estudiantiles pero no podemos retirarnos para marchar? ¿Porqué nos justifican el ausente para las jornadas estudiantiles pero no para luchar?

Efectivamente, las sanciones y los ausentes no son “cumplir con las reglas del Colegio” porque, evidentemente, las reglas del Colegio dicen lo que las autoridades quieren que digan y se cumplen cuando las autoridades quieren que se cumplan.
Qué pasó el jueves, y cómo seguimos ahora


El enojo y la indignación frente a esta situación se sintieron en la asamblea del día jueves. El claustro central estuvo repleto de los compañeros que votaron movilizarse a rectoría una vez más, donde González Gass dijo que las sanciones estaban “en suspenso” y se tratarían en el Consejo de Convivencia. Nuevamente, vemos cómo las autoridades tergiversan el reglamento, a la expectativa de qué haremos nosotros.

En paralelo, se realizó una reunión en la sala de profesores que no fue convocada como asamblea por la Asociación Docente (que es la que representa a los docentes) y, de hecho, le avisaron a muy pocos que había "reunión de los docentes con la rectora". Para darse una idea, no se le aviso a casi ninguno de los docentes que integran la Comisión Directiva de la Asociación Docente. En definitiva, una maniobra bastante sucia montada para colocar a una parte de los docentes en nuestra contra. La asamblea estudiantil luego de la sentada bajó nuevamente al claustro central, sin perder su enorme fuerza y concurrencia. Luego del debate entre agrupaciones e independientes, se pasó a votar nuestra siguiente acción. Por mayoría, el estudiantado se inclinó por no tomar el Colegio.

Desde Bolívar estuvo en contra de tomar el Colegio ese día, pero jamás en contra de la lucha. Si nosotros no estuvimos a favor de la toma fue porque no la creímos oportuna ni el miércoles a la noche ni tampoco el jueves. Consideramos que nos falta completar algunas tareas antes de tomar la más fuerte medida que poseemos: hay que cumplir una serie de etapas, buscar apoyos entre nuestros padres y los docentes y, si las autoridades siguen en la misma, explotar las contradicciones al rojo vivo para desbordar e ir en línea recta a la victoria.

Porque las luchas no implican sólo un día o una gran asamblea, sino que son procesos con tiempos de maduración. Si no podemos preparar y sostener un movimiento de una semana a otra, agotando todas las instancias necesarias, entonces una toma hecha a las apuradas va al muere junto con nuestras reivindicaciones. Y nosotros nos debemos asegurar una victoria contundente. Por eso debemos masificarnos, luchar permanentemente para demostrarles a las autoridades que desafiamos su actitud anti-educativa no sólo en una gran asamblea, sino que estamos dispuestos a movilizarnos todo el tiempo que sea necesario mientras ellas sigan inflexibles en su postura.

Este conflicto no es sólo por la aplicación de las faltas o las sanciones en este caso en particular, sino por lo que ello representa: es un atentado a nuestra independencia política y a nuestro derecho a movilizarnos. No podemos resignar esas dos cuestiones porque sino el día de mañana seguirán pasándonos por encima cuando queramos pelear por todo lo que es nuestro.

Nos han arrojado a un conflicto perfectamente ahorrable: la responsabilidad por perder más horas cátedra es de las autoridades. Si no queremos perder más clases, que la hagan corta: que no castiguen de ninguna manera a nadie por haber marchado en la Noche de los Lápices, que respeten nuestra independencia como centro de estudiantes y que se dispongan a construir entre todos reglas de juego claras para que se respete nuestro derecho a movilizarnos.

Este viernes 25, a las 14hs sesiona en Rectoría el Consejo Resolutivo. Es importante que llenemos de lucha este consejo, que nos hagamos presentes todos para exigir que dicho cuerpo legitime y reconozca nuestro levantamiento de turno del miércoles 16. De esta manera, toda falta o sanción quedarían sin efecto.

Por si la movilización al Consejo Resolutivo no da buenos resultados, hay que continuar con el plan de lucha. El próximo lunes 28 aparentemente sesiona el consejo de convivencia en donde sabemos que el peso de las autoridades es decisivo. Hay que meterle fuerza: todo nosotros, con cartas y adhesiones de padres y docentes, reclamando que se eliminen de manera general las faltas y sanciones a los estudiantes de la noche que marcharon.

Ahora, estando en pie de lucha, le dimos a las autoridades un ultimátum. Debemos agotar estas instancias para darle una última chance a las autoridades para que revean su postura. Si no lo hacen, nos estarán forzando a adoptar una medida más fuerte.

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